11 mayo 2013

Primeros pasos por Belgrado

Belgrado por la escritura cirílica
Ya había hablado en otra en ocasión de como fue la experiencia de cruzar la frontera de Serbia por Hungría.  En esta entrada voy a continuar donde lo dejé esa vez. Nada más bajar del tren, comenzó nuestro primer día en Belgrado.



Nuestra primera vista nada más salir de la estación
Lo primero que hicimos fue tomarnos un desayuno rápido con las galletas y las demás cosas que nos habíamos llevado para el viaje. En la propia estación encontramos un cajero y puesto para cambiar algo de dinero. Con nuestros primeros dinares serbios en la mano (más o menos 100 dinares = 1 €), nos atrevimos a poner un pie fuera de la estación y nuestra primera sensación fue la de algo de caos por el gran ajetreo de vehículos que iban de un lado para otro, pero en calles más secundarias las carreteras estaban más tranquilas.

Rápidamente comenzamos la búsqueda de un lugar para dormir
A parte estábamos algo perdidos ya que habíamos organizado el viaje casi de un día para otro por una decisión de última hora y no teníamos ni siquiera reservado un sitio donde dormir. Por suerte, dos semanas antes habían ido unos amigos y nos recomendaron un hostal que estaba muy bien de precio y bastante céntrico, así que nos lanzamos con las maletas por las calles en busca del sitio.


No sé como, pero no nos perdimos y tras andar un poco llegamos al hostal, cuyo nombre no recuerdo. Éramos cinco, Sabela, Migue, Pepe, Gabriele y yo, y nos pusieron en una habitación con otras dos personas. Uno era un norteaméricano con el que acabamos haciendo migas y el otro un hombre un tanto raro al que llegamos a apodar "cachalote" por nuestra necesidad de usar tapones para los oídos durante la noche.

Pepe, Sabela, Migue, Gabriele y yo en la sala común del hostal
La persona que nos atendió era muy majo y nos advirtió que si queríamos tendríamos en unas dos horas un free walking tour, es decir, un tour guiado gratuito en el que das una propina al guía acorde con tu nivel de satisfacción. Para hacer tiempo nos fuimos a tomar un café y así estrenar nuestros dinares, lo que no nos llevó mucho y decidimos empezar a explorar algo por nuestra cuenta.

El billete de 10 es equivalente a 10 céntimos de euro
Lo primero con lo que nos topamos fue con el Instituto Cervantes del lugar, lo cual siempre hace gracia encontrarse con él en un país que no es el tuyo. Además, estaba en Knez Mihailova, la calle peatonal más comercial de la ciudad.

Knez Mihailova
Finalmente, decidimos seguir las señales de la calle que nos indicaban donde se encontraba la oficina de turismo para conseguir un mapa y así poder ubicarnos. Como aún nos quedaba algo de tiempo y vimos que prácticamente al lado estaba el Parlamento serbio, nos dimos un pequeño voltio por la zona y el parquecillo que estaba en frente. 

Plaza  en Knez Mihailova donde se encuentra la oficina de turismo y da a la Plaza de la República
El edificio de estilo neo-renacentista, que en realidad se llama Asamblea Nacional de la República de Serbia, tiene un uso como Parlamento muy reciente, concretamente desde el 2006 cuando Serbia pasó a ser la única república del Estado.

Asamblea nacional
En otro tiempo fue el Palacio Real de la dinastía Obrenovic. El Parlamento de la Antigua Yugoslavia y de Serbia y Montenegro hasta ese momento se había encontrado en otro edificio.

Una de las dos estatuas que custodian la escalinata del edificio
Ese día había banderas rumanas y coches oficiales por lo que habría una visita oficial. Actualmente el edificio es uno de los símbolos de la ciudad.

La Asamblea Nacional de noche
Ya nos quedaba poco tiempo, pero fuimos a dar un pequeño paseo por el parque de enfrente y algunos se lo pasaron como niños.



Cuando se aproximaba la hora nos dirigimos de vuelta al hostal para poder parar por el camino en el punto de encuentro, la Plaza de la República (Trg Republike). Esta plaza está justo al lado de la calle que mencioné antes, Knez Mihailova, y es un importante punto de encuentro bastante animadillo. Las tres puntos que hacen tan característica a la plaza son la estatua equestre del Príncipe Mihailo Obrenovic que reinó en Serbia en dos ocasiones; una antes de que fuera derrocado y otra antes de ser asesinado.

La estatua ecuestre frente al museo
Detrás de la estatua se encuentra el Museo de historia, al cual no pudimos acceder porque estaba en obras y, finalmente, a un lado de la plaza cruzando la carretera está Teatro Nacional.


No esperamos mucho y pronto vimos a nuestra guía junto a otros turistas. Empezó a explicarnos sobre la ciudad, comenzando por aquella plaza. La primera parada fue Skaldarlija, el barrio más bohemio de Belgrado con sus callecitas empedradas y sus pequeñas casucas.

Skaldarlija
Este barrio tiene su origen en el siglo XVIII con un asentamiento marginal y gitano, pero eventualmente fue evolucionando, aunque mantenga su mismo aspecto. Pasó a ser un punto importante para los intelectuales, poetas y artistas porque hacían reuniones en las tabernas del lugar.


Uno de los poetas serbios, además de pintor, Djura Jaksic, tuvo su casa aquí, la cual es fácilmente reconocible porque hay una estatua del artista justo en frente. Actualmente, en su casa se organizan veladas poéticas y en el barrio se han instalado algunos bares y restaurantes al ser un punto turístico importante.

Estatua de Djura Jaksic
Allí mismo, nuestra guía nos ofreció para beber Rakia, el licor típico serbio, pero también es común en todos los países de los Balcanes, que se obtiene de la destilación de la fruta y tiene un porcentaje bastante alto de alcohol. Es el equivalente del palinka húngaro. Tras abandonar aquel barrio tan especial, nuestra guía nos llevó por otras calles de la ciudad explicando anécdotas y la historia reciente de su país. Nos mostró una estatua y su peculiar historia de como fue robada y los responsables llevados a prisión.

Los curiosos pasos de cebra en algunas zonas de Belgrado
A continuación seguimos por unas calles donde se podían ver todavía algunos vestigios sobre los edificios de la guerra que había ocurrido hacía poco más de 10 años.


No tardamos en llegar a la mezquita Bajrakli que es la única en todo Belgrado que funciona como tal, a pesar que durante la ocupación otomana del siglo XVI aparecieron un montón de ella. Con la vuelta de la influencia austriaca en el siglo XVIII gran parte de las mezquitas fueron destruidas, pero esta sobrevivió al ser reconvertida en una iglesia católica.


Con el tiempo y tras ser restaurada volvió a tener su función original de mezquita. Precisamente la casa de nuestra guía estaba justo en frente de ésta al nivel de la acera y nos contó como en el año 2004 no se atrevía casi ni asomarse a la ventana por los disturbios que se produjeron desencadenados en Kosovo. La calle se encontraba en llamas y la mezquita fue atacada, pero restaurada no mucho después de nuevo.

La mezquita
Más tarde, nos habló un poco de la Antigua Yugoslavia y nos enseñó un billete de 500000000000 de dinares (no sé si me habré perdido con tanto 0). Vamos algo exageradísimo con lo que en realidad poco te podías comprar, pero era fruto de la devaluación que se sufrió. También nos dio a probar algo de comida casera típica.

Ver coches bastantes antiguos circulando era bastante normal
Callejeamos un poco más conociendo algunas curiosidades y nuestra guía decidió que era hora de ir a Kalemegdan, una fortaleza, a la vez que un parque actualmente, pero como me estoy alargando, ya seguiré en otra entrada.

El resto de las fotos que hice en Belgrado se pueden ver aquí

Por último, os dejo dos vídeos que grabe y que sale todo lo que he mencionado.




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