19 mayo 2013

Sugar, el paraíso de los dulces y el diseño de Budapest


Una de las cosas que empecé a echar de menos en Hungría fueron las chuches. Alguna vez encontré algunas golosinas de estas que vienen en bolsita en los supermercados, incluso ¡pipas!, pero muy raramente. Fácilmente te puedes encontrar con pequeños paraísos de pastelería. Sin embargo, nunca encontré una tienda dedicada solo a las golosinas. 


Así pues, del boca a boca, llegó a mis oídos de un establecimiento muy chulo con dulces de todo tipo y colores y pastelillos originales. No obstante, Ingrid ya me había hablado de él antes de mi llegada a Budapest.





Este sitio está un poco escondido, en una calle pequeña inmediatamente paralela a la Avenida Andrássy, aunque sé que hay otro Sugar en otra parte de la ciudad, pero la verdad es que nunca fui.


El Sugar del que yo hablo se encuentra, como ya he dicho, junto a la Avenida Andrássy dos calles antes de llegar a la Ópera desde Oktogon, en la calle Paulay Ede. El lugar exacto aquí.


Por fuera no llama mucho la atención porque está perfectamente mimetizado con el edificio. Una vez entras, cambias de opinión por lo colorido del lugar y las piruletas gigantes como si aquello fuera "chuchelandia", un paraíso para muchos y un infierno para otros como mi amiga Ángela que odia todo lo que tenga un sabor dulce. Este sitio no es un lugar turístico, por lo que es raro ver algún turista. En cambio, sí que es un lugar bastante popular entre los húngaros.


Tiene dos plantas y, en la primera a mano izquierda, en seguida la vista se te escapa a los caramelos ordenados por colores. La temática del lugar es la de una especie de héroes de los caramelos y también venden bastantes objetos acorde a la decoración del lugar. En la planta baja también hay un gran mostrador donde exponen helados y pasteles de lo mas curiosos y originales como pasteles con forma de león, de palomitas, etc.




En la segunda planta hay una zona de mesas para las cosas que no te puedes coger para llevar, incluso hay una zona "VIP" desde donde puedes ver toda la tienda y está más apartada. Una cosa que no se puede pasar si alguien decide ir a Sugar, es pasarse por el baño, a pesar de que no se tenga ganas. Con el tema de la originalidad, tampoco se olvidaron de los baños y son bastante curiosos.






La verdad es que sólo una vez me senté en la planta de arriba a tomar algo. Me llevó mucho tiempo decidirme con tantas cosas ricas y tras mirar y remirar la carta con mucho dolor, y digo con mucho dolor porque quería probar muchas cosas, me decidí por un batido enorme de chocolate. Al final fuimos bastantes tradicionales y no pedimos cosas raras.



Los precios son un poco más caros que en el resto de Budapest, pero no mucho más y de media sigue siendo bastante más barato que en España.


En la página web os podéis hacer una idea del tipo de tartas y demás dulces que os vais a encontrar: www.sugarshop.hu




¡A reventar las arterias!

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