Como en muchas otras ciudades en todo el mundo, es típico de estas fechas los mercadillos navideños. El de Budapest se encuentra en Vörösmarty tér, una de las plazas más populares de la ciudad, donde empieza la línea 1 del metro y donde comienza la famosa Váci utca. El mercado suele abarcar además la calle contigua y también hay algún puesto en frente de la basílica de San Esteban. En los distintos puestos se pueden encontrar cosas típicas de Hungría, además de comida muy grasienta para el frío.
En realidad, quería aprovechar esta entrada para decir...
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
KELLEMES KARÁCSONYI ÜNNEPEKET!!
Ahora dejo algunas fotos del mercado.
Ese día iba algo gótica y me encontré a una gemela
El árbol navideño que ponen en la plaza
En esta época también hay muchas actuaciones callejeras
Increíble... ¡pero cierto! ¡Nos encontramos con jamón Navidul en uno de los puestos!
Aprovechando que ya estamos casi en Navidad, es un buen momento para mencionar algunos de los aspectos de la Navidad húngara. En realidad, yo no viví las navidades completas en Hungría ya que me volví a España a celebrarlas, pero sí que estuve al principio. Concretamente la fiesta que en España sería el equivalente a Papá Noel, en Hungría es Mikulás. Como en muchos otros países como Alemania, Austria, Polonia y otros, Hungría lo celebra el 6 de diciembre, al contrario que España que lo asociamos a la Nochebuena. El 6 de diciembre en España es el día de la Constitución, pero en estos otros países es el día de San Nicolás, en húngaro Szent Miklós (Mikulás equivale al apelativo cariñoso).
La figura de San Nicolás tiene un origen pagano y suele ir acompañado por un diablillo que le ayuda a repartir los regalos. La fiesta de San Nicolás dedicada a este santo tenía mucha presencia en los Países Bajos y lo exportaron a sus colonias en América. Cuando esas colonias pasaron al control inglés también adaptaron la figura de San Nicolás, quien pasó a llamarse Santa Claus. La gran diferencia entre Santa Claus y San Nicolás es que el primero viene del Polo Norte en un trineo de renos y el segundo, según la tradición, viene de España en un barco de vapor. De todas formas, actualmente ambos son muy parecidos físicamente.
Sin desviarme del tema, recuerdo que Eszter me invitó a ir a una merienda que había en la universidad para celebrar el día y pusieron algo de comida típica para el día y forralt bor (vino caliente). También hicieron un pequeño sorteo de regalos. En ese día se regalan dulces y pequeños regalos sobre todo a los niños. En general, he notado que las fiestas navideñas húngaras son familiares, pero también para pasar con las amistades. En cambio, en España son mucho más familiares, aunque esta es sólo mi percepción.
Hungría volvió a ser noticia esta semana por una gran polémica. Jobbik, el partido de la ultraderecha húngara y tercera potencia política (tienen 47 escaños, frente a los 59 de la segunda fuerza política de izquierdas MSZP y los 263 de FIDESZ), pidió que se elaboraran listas de judíos y gitanos residentes en Hungría puesto que les consideran un peligro. Esta intención ha escandalizado a Hungría y FIDESZ el partido conservador, que tiene mayoría absoluta, lo ha rechazado y se han dado manifestaciones en Budapest estos días en contra de la propuesta. Hay que tener en cuenta que en Hungría hay muchos gitanos y más de 100.000 judíos, una de las comunidades judías más grandes en Europa. Parece ser que Jobbik tenía expectativas de atraer votos para las futuras elecciones, pero por suerte su propuesta ha sido fuertemente rechazada.
La propuesta de un destacado miembro del partido extremista húngaro Jobbik de elaborar listas de judíos que forman parte del Gobierno y del Parlamento causó ayer consternación en Hungría entre partidos políticos y organizaciones civiles. Márton Gyöngyösi, vicejefe del grupo parlamentario de Jobbik, había dicho en la noche del lunes que "se deberían preparar listas de aquellos judíos en el gobierno y en el Parlamento, que podrían significar un riesgo para la seguridad nacional". El político extremista hizo estas declaraciones durante un debate público sobre la situación en la franja de Gaza tras la ofensiva israelí la semana pasada.
El gobierno húngaro -formado por el partido conservador nacionalista Fidesz- condenó ayer esta propuesta "lo más categóricamente posible". Agregó que el ejecutivo húngaro "protegerá a todos los ciudadanos del país de estos insultos" y prometió "severas" medidas.
No es la primera vez que representantes de Jobbik -el tercer partido en la Cámara- expresan abiertamente ideas antisemitas. El propio Gyöngyösi había cuestionado este año el número de víctimas judías en el Holocausto.
Por su parte, el partido del exprimer ministro Ferenc Gyurcsány, la Coalición Democrática (DK), aseguró que propondrá directamente la ilegalización del partido extremista.
Lo primero de todo, llevo mucho sin actualizar y sé que me autoprometí evitar esto, pero me he visto hasta arriba de trabajo en la Universidad. Esto no significa que vaya a desistir con el blog, si no que haré actualizaciones más de vez en cuando, al menos hasta que acabe el primer cuatrimestre.
No obstante, el motivo de esta entrada es hablar de la visita de Viktor Orbán, Primer Ministro de Hungría, a España en la que ha defendido las reformas políticas y económicas de Hungría frente a la austeridad que impone Bruselas y ha recalcado su gran amistad con nuestro Gobierno gobernante, el PP, pero sobre todo con nuestro ex presidente Aznar.
Una de las armas retóricas predilectas del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, consiste en decir a cada cual lo que quiere escuchar. Si acude a Bruselas a dar explicaciones sobre los embrollos legales que aprueba con la supermayoría que ostenta en el Parlamento —dos tercios de la Cámara—, se muestra abierto al diálogo. Si se dirige a los húngaros, deja claro que en Hungría manda el pueblo y advierte que nadie, ni la UE, ni el FMI, le dice lo que tiene que hacer. Este fin de semana su audiencia eran los asistentes a la conferencia Esperanza y respuesta cristiana a la crisis, organizada por la Fundación Universidad San Pablo CEU. Orbán estuvo en Madrid unas horas y solo vino para esta cita.
Al público lo dejó embelesado. Igualmente entusiasta se mostró el eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja, que presentó a Orbán como “un referente de libertad". Subido a un estrado y junto a un crucifijo en el aula magna, dijo que “a los que tienen un sentimiento cristiano les corresponde un papel de vigías. Dios nos ha nombrado vigías, también a los políticos”. Y lo que hay que vigilar es “que Europa se avergüenza de sus raíces cristianas”. De hecho, Orbán cree que “una Europa cristiana no habría permitido que países enteros se hundieran en la esclavitud al crédito”.
El primer ministro húngaro está convencido que esa filiación cristiana le ha costado cara, a él y a Hungría. En un breve encuentro posterior con periodistas, mientras tomaba un café y se quitaba la corbata, dijo que hay dos motivos por los que se le rechaza en Bruselas: “"Primero, por nuestra naturaleza ideológica. Representamos la posición fundamental de los padres fundadores de Europa, de la que creemos que Europa se ha alejado. [Robert] Schuman dijo: ‘Europa será cristiana o no será’. Puede no gustar, pero es legítimo”. Orbán no mencionó una palabra sobre la ley que obliga a las distintas confesiones húngaras aregistrarse como tales si quieren ser reconocidas, con la sola excepción de 14 credos cristianos y de los judíos. El asunto lo está examinando ahora el Tribunal de Estrasburgo, la misma corte internacional que hace una semana dictaminó contra su Gobierno que no puede adelantar la edad de jubilación de los jueces de los 70 a los 62 años. Detrás de esa maniobra, ahora abortada, sus críticos veían una purga.
La segunda razón que esgrime es económica, y aquí se define como un defensor de los ciudadanos. Hungría atraviesa una segunda recesión en cuatro años y ha recibido críticas por las impredecibles medidas económicas que adopta, que dificultan el crecimiento. Su óptica es esta: “En Hungría hemos creado un sistema económico que se aparta de la doctrina liberal que tantos defienden en Bruselas. Vemos la gestión de la crisis de manera distinta. La UE siempre propone austeridad. Que quitemos la jubilación, que reduzcamos los salarios y otras medidas dolorosas. La carga de la crisis no puede caer sobre las personas. Y es aquí donde estalló la tormenta con Bruselas. Nosotros ponemos impuestos a los bancos y a las grandes empresas. Determinamos el precio de la luz, el agua y el gas, y no permito que se aprovechen de la gente con precios excesivos”. Tras enumerar sus logros, concluye: “Ese modelo no gusta en Bruselas. Así es la vida”.
Pero no solo es la economía lo que ha enfrentado a Hungría con la UE. En el último año y medio, Budapest ha aprobado “360 leyes” y ha emprendido “una renovación total de Hungría en todas sus dimensiones, económica, espiritual...”. Bruselas duda de la calidad democrática del país por la ingente cantidad de reformas legales que, entre otras, socavaban la independencia del Banco Central, la justicia y la libertad de prensa.
Budapest ha tenido que dar marcha atrás en algunas para adaptarse al acervo comunitario. El sábado, Orbán se centró en una de las que generó más polémica, la nueva Constitución, que arranca con la frase “Dios bendiga a los húngaros”. Con un ejemplar traducido al castellano, el primer ministro mencionó su amistad con José María Aznar y destacó como un gran logro el haber conseguido “una Constitución cristiana” para “un país neutro e indiferente a la fe como Hungría”. Como él mismo explicó, “si hoy hiciéramos un referéndum en Hungría sobre el aborto, una mayoría aplastante diría que sí. Por lo tanto, no queremos un referéndum, pero sí hemos puesto un cimiento en la Constitución [sin tocar una ley de 1992 que lo permite], al expresar que la vida del ser humano se protege desde la concepción”. A una pregunta sobre el matrimonio homosexual, ya con periodistas, Orbán contestó que "hay que asumir las diferencias culturales”, pero aseveró tajante que, en Hungría, “es inimaginable”. Al menos en su Hungría.
La Avenida Andrássy es la calle más significativa, bella y conocida de Budapest sin lugar a dudas. No le faltan razones para ello. Esta avenida está situada en el distrito VI, estando en un lugar muy céntrico por consiguiente. El distrito VI, junto al V, VII, parte del VIII y el I forman el centro de Budapest.
Vista de Andrássy desde lo alto de la Plaza de los Héroes en la que sólo se alcanza a ver la riada de gente hasta Oktogon, la mitad de la avenida (foto de Google)
Tiene una longitud de 2'5 km y, aunque parezca mucho, siempre es agradable pasear por ella. Yo vivía justo por la mitad de la avenida y muchas veces, si no iba con prisa y no me sentía perezosa, pasaba de coger el metro. Andrássy fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad en 2002 por múltiples razones.
Este plano de Andrássy lo he sacado de Google maps para que se vea bien la longitud
Su construcción empezó en 1872 con triple intención; desviar parte del tráfico del boulevar paralelo a Andrássy (Király), conectar el centro de Budapest con el Parque de la Ciudad (Varosliget) y dar a Budapest un aspecto de más metrópoli coincidiendo con los 1000 años de la fundación de Hungría en 1896, razón por la que también se construye la Plaza de los Héroes. De hecho, la Avenida Andrássy abarca desde la plaza Erzsébet, entre Deák Ferenc y la Basílica San Esteban, hasta la Plaza de los Héroes, justo en frente del Parque de la Ciudad. Se construyó siguiendo el modelo de los bulevares franceses, originalmente había carriles separados sólo para los hombres.
Foto antigua del inicio de Andrássy
Al principio, la avenida se llamó "Avenida del Sol", pero en 1885 se cambió el nombre a "Avenida de Andrássy" en honor a Gyula Andrássy, supuesto amante de la emperatriz Sissí según los cotilleos de la época, además del Primer Ministro que hizo grandes esfuerzos por convertir Budapest en una metrópoli y de que Hungría ganase cierta independencia respecto a Austria. Durante la época comunista pasó a llamarse "Avenida de Stalin" y "Avenida de la República Socialista de Hungría", pero tras la caída del comunismo volvió a llamarse como se llama en la actualidad.
Andrássy en Navidad
Una de las cosas que hace especial a la avenida es que por debajo, no más profundo por debajo del suelo, pasa la línea 1 del metro de Budapest que fue la primera del continente europeo, la primera de Europa fue la de Londres, pero de esto ya hablaré en otra entrada.
Edificios de las riberas de Andrássy
Andrássy es tan extensa que es lógico que existan unas partes bien diferenciadas. La primera parte va desde Bajcsy-Zsilinszky hasta la mitad de la avenida en Oktogon, una de las mayores intersecciones más grandes de Pest con Nagykörút. Esta parte se caracteriza por ser la parte donde están las boutiques más caras como Armani, Louis Vuitton Dolce&Gabanna y otras muchas muy conocidas. Incluso es aquí donde más he visto limusinas, ferraris y lamborghinis de toda la ciudad. También están los edificios de la Ópera y la Escuela de Danza, así como la calle Nagymező, también conocida como el Broadway de Budapest por sus teatros.
Kodály Körönd donde hay cuatro estatuas de 4 personajes húngaros importantes
Una segunda parte de Andrássy va desde Oktogon hasta Kodály Körönd, otra intersección donde hay las estatuas de cuatro personajes húngaros. Esta es la parte donde yo vivía y se caracteriza por tener un paseo con árboles, ser una zona residencial, algunos museos como la Casa del Terror y la Embajada española.
Oktogon
La última parte abarca desde Kodály Körönd hasta la Plaza de los Héroes. Aquí la Avenida se ensancha y los edificios residenciales empiezan a desaparecer para dar lugar a pequeñas casas rodeadas por sus pequeños jardines. Muchas de estas casas están ocupadas por las distintas instituciones políticas y por las embajadas de otros países. De hecho está es el área donde más embajadas se concentran en toda Budapest. También hay un museo en una de las casas de Asia Oriental.
Embajada de Serbia en la Avenida
A pesar de sus distintas partes, hay cierta armonía en cuanto a la arquitectura de los edificios a lo largo de toda la avenida destacando su estilo ecléctico. Así pues, la cara de Budapest cambió bastante a partir de 1880. Antes de este año, prácticamente todo lo que estaba más allá de Oktogon era campo con alguna construcción aislada. Por algo, Budapest fue la segunda ciudad europea que más creció a finales del siglo XIX.
El pasado octubre un grupo de Erasmus bastante grande decidimos ir a Bratislava, capital de Eslovaquia. El viaje fue bastante corto, es decir, fuimos y venimos en el día. Podría pensarse que es una locura ver la capital de un país en un día, teniendo en cuenta también el viaje de ida y vuelta, pero no.
Todo el grupo frente al Palacio Grassalkovich
Bratislava no es una ciudad demasiado grande, al menos su centro histórico, y se puede ver en poco tiempo y sin usar transporte público ya que se puede ir prácticamente a todos lados a pie. Para ir a Bratislava desde Budapest hay dos vías, en tren y en autobús. Nosotros optamos por el tren y más o menos se tarda casi 3 horas y el precio fue de unos 16 euros ida y vuelta.
Billete del tren
Eslovaquia es un país pequeño con cinco millones y medio de habitantes. Un 85% son eslovacos y la segunda mayor población es húngara, alrededor del 10%. Bratislava apenas llega al medio millón de almas. Los primeros eslavos se asentaron en esta zona en el siglo V de nuestra era. Eslovaquia formó parte del Imperio austro-húngaro hasta después de la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando se unieron la actual República Checa y Eslovaquia formando Checoslovaquia en 1918 hasta 1993. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial , Checoslovaquia cayó bajo el control del régimen comunista controlado por la URSS. Con la caída del comunismo en el año 1989, los eslovacos dirigieron sus pasos hacia la independencia y la democracia. Bratislava formó parte del Reino de Hungría cuando éste se formó hacia el año 1000, por lo que Bratislava en el siglo XIII se le concedió el título de Ciudad Real y su nombre no era Bratislava, si no Pozsony. Además la ciudad, está casi en la frontera con Austria y Viena sólo queda a 80 km. Los Cárpatos también comienzan en esta ciudad.
Una vez llegamos a Bratislava tuvimos que caminar unos 15 minutos para ir al centro puesto que estábamos en la estación de trenes. Ya llegábamos casi al centro cuando empezamos a divisar el castillo de Bratislava en el punto más alto de la ciudad. También llegamos al Palacio Grassalkovich que era la residencia de verano de un conde con el mismo nombre. Fue construido en el siglo XVIII y fue el centro de la vida social en esa época. En 1996 fue reconstruido y pasó a ser la residencia oficial del presidente de la República Eslovaca.
Palacio Grassalkovich
A partir de ahí, comenzamos a andar con la intención de subir al castillo de Bratislava. Recorrimos las calles que bordeaban el centro de la ciudad, vimos los tranvías de la ciudad y comenzamos a ir cuesta arriba para ir al castillo.
Nos topamos con la Iglesia de la Trinidad que toma el modelo de una en Viena y la Iglesia de San Esteban de la orden de los capuchinos, la cual no es muy grande y es de estilo barroco.
Iglesia de la Trinidad
San Esteban
Subimos los casi 90 metros de la colina en la que se sitúa y desde allí pudimos disfrutar un buen rato de las vistas desde Bratislava, tanto de la parte antigua como de la más moderna al otro lado del río Danubio.
El actual castillo no es ni la sombra de lo que era puesto que fue reconstruido en múltiples ocasiones, siendo la última reconstrucción finalizó en 1968 ya que en 1811 fue casi totalmente destruido y permaneció más de un siglo en ruinas.
Marci, Migue y yo frente al castillo
El habitante más notable del castillo fue Santa María de Hungría, hija del rey húngaro Andrés II.
Actualmente, el castillo es el museo nacional eslovaco, pero cuando fuimos a intentar acceder a él descubrimos que estaba cerrado por obras y lo que vimos del interior nos pareció todo demasiado moderno.
Vistas del puente desde el Castillo
Otras vistas de la ciudad desde el Castillo
Tras un rato largo disfrutando de las vistas, decidimos que era hora de descender, paseando tranquilamente, volvimos a adentrarnos en unas calles bastante pintorescas.
Tuvimos que cruzar una carretera para pasar al centro de la ciudad y a la principal Iglesia de Bratislava, la Catedral de San Martín del siglo XV en estilo gótico.
San Martín también estaba en obras
Esta catedral es la más grande de la ciudad y tiene su importancia porque durante su estatus como ciudad real fueron coronados un gran número de reyes húngaros, concretamente 11 reyes húngaros y 8 consortes entre 1563 y 1830. Dentro de la catedral hay unas criptas donde están enterrados varios dignatarios de la Iglesia y políticos de la ciudad.
En unos de los laterales de la Catedral
Desgraciadamente no tuve la oportunidad de acceder al interior y eso que lo intenté varias veces en distintas horas, pero parece ser que ese día toda Bratislava se estaba casando en la catedral por lo que el paso al interior estaba totalmente vetado.
Torre de la iglesia cercana al río
Es una pena también que en otras dos ocasiones que fui a Bratislava no me diese tiempo a visitar el interior ya que sólo estaba de paso. Quitando eso, una cosa que me pareció curiosa fue que coronando la torre de la catedral a 85 metros de altura se encuentra una réplica de la corona húngara más grande y con un peso de 300 kilos y si digo que me pareció curioso es porque se mantuvo un importante símbolo húngaro a pesar de que Eslovaquia consiguiese su independencia.
En la punta está una réplica de la corona húngara
A pesar de nuestra frustración, empezamos a pasear por las bonitas calles.
Calle del "Korzo" con la torre de la Puerta San Miguel al fondo
Eventualmente llegamos a la principal plaza de Bratislava, la plaza Hlavné, pero no por ser la principal es una plaza que impresione, por el contrario, es una plaza bastante sencilla y no demasiado grande.
La plaza principal
Esta plaza ya apareció antes del siglo XIII, antes de que Bratislava fuera designada como ciudad. Los elementos más significativos de la plaza son las embajadas de Japón y Francia, la fuente de Maximiliano, el edificio del Banco y el edificio del Viejo Ayuntamiento que destaca por su torre en la que hay una inscripción del año 1850 que indica el nivel de una inundación ese año.
Torre del Antiguo Ayuntamiento
El edificio en el siglo XIV era la casa del magistrado Jakub y en el siglo XV se anexionaron los edificios burgueses próximos al edificio de la torre dando lugar a la actual forma del Antiguo Ayuntamiento, aunque desde entonces ha sufrido varias reconstrucciones. En la actualidad, alberga el museo más antiguo de Eslovaquia, el museo de la ciudad, que data del año 1868,además de un museo de justicia feudal más reciente. No obstante, cuando fui a entrar... ¡sorpresa!, estaba en reformas, para variar en mi día allí. La fuente de Maximialiano data de 1572 y es llamada así puesto que Maximiliano II de Hungría la financio, es por ello que se cree que el soldado representado en lo alto de la columna es este rey, pero tiene más fuerza el mito de que en realidad es el caballero Roland, un antiguo héroe que defendió la ciudad, de ahí que la fuente sea más conocida como fuente Roland. Existen varias leyendas sobre esta estatua, como que de vez en cuando se mueve, pero que sólo lo pueden ver los nacidos en Bratislava y de buen corazón.
Inma y yo en la fuente Roland
Hablando de estatuas, Bratislava tiene unas cuantas bastante significativas con las que los turistas pueden hacerse las típicas fotos. Todas ellas están en la plaza Hlavné y las calles próxima. Es bastante entretenido buscarlas, aunque tampoco es muy difícil encontrarlas. En la propia plaza, frente a la embajada francesa esta la estatua de un soldado napoleónico apoyada sobre un banco en representación de que las tropas de Napoleón llegaron en dos ocasiones a la ciudad.
Migue y yo con la figura napoleónica
En la calle que da a la fuente Roland (calle Sedlárska) hay otra estatua muy famosa llamada Schöne Náci que representa a un personaje real del principio del siglo XX llamado Ignác Lamar que se convirtió en una importante figura ligada a la ciudad. Siempre iba bien vestido con un traje de frac y sombrero de copa vagando por las calles de Bratislava, especialmente por el korzo (la zona peatonal del centro de la ciudad) y se que quitaba el sombrero cuando pasaban las mujeres, las ofrecía flores y las cantaba una canción que fue famosa antes de la guerra.
Con el Schöne Náci
En el cruce de la misma calle y otra (calle Panská) está la estatua del mirón, llamado así porque supuestamente mira debajo de las faldas de las mujeres. Esta estatua sale de un agujero y en dos ocasiones perdió la cabeza debido al descuido de conductores, por ello se puso una señal de precaución.
El Miranda
En esta misma calle puedes sentirte como una estrella acosada por la estatua de un paparazzi que asoma por una esquina.
El paparazzi
Por alto me pasaron algunas estatuas como la de un hombrecillo pequeño y desnudo que espía desde la fachada de un edificio o las estatuas de equilibristas. Después de esto, paramos para comer.
Continuamos por el Palacio Primacial, justo al lado del Antiguo Ayuntamiento detrás de la plaza principal. Era el palacio en estilo cásico de invierno del Arzobispo de finales del siglo XVIII, previamente había otro palacio del arzobispo de Esztergom (en la actual Hungría). En este palacio se firmo el tratado de Pressburg entre Francia y Austria tras la batalla de Austerlitz en 1805.
Parte del palacio del arzobispo
Después pasamos por la Iglesia franciscana y y su monasterio para digirnos a otro punto emblemático de la ciudad, la puerta de San Miguel en la calle Michalská.
Frente a la puerta
Había cuatro puertas medievales en la ciudad, pero en la actualidad sólo queda esta. La puerta gótica fue reconstruida en varias ocasiones y ahora es barroca. Dentro hay está un Museo de Armas y bajo la torre está el kilometro cero que marca la distancia de Bratislava a otras ciudades en kilometros.
Punto 0
En lo alto de la torre hay una estatua de San Miguel. De esto no me percate, pero en la misma calle esta la casa más estrella de Europa central, así que si vuelvo tendré que fijarme mejor.
Entrada ya la tarde ya era hora de acercarse a la orilla del río. Por el camino vimos la columna de la peste dedicada a la Virgen, tan comunes en Europa.
Columna de la peste
Finalmente, llegamos al río Danubio y tuvimos una gran vista del puente Nova o Nóvy Most en eslovaco. Hay cinco puentes, pero el Nóvy Most es el que más destaca y es otro símbolo de la ciudad.
Nóvy Most
Este puente fue construido en 1972, pero entonces se llamaba el Puente del Levantamiento Nacional Eslovaco. En 1993 se cambió el nombre a Puente Nuevo (Nóvy Most) pot los habitantes de la ciudad y así era llamado cuando fui en octubre del 2011 porque en marzo de 2012 se ha votado para que el puente vuelva a llamarse el Puente del Levantamiento Nacional Eslovaco. Comenzó a ser construido en plena comunista (1967) y para ello se derribaron alguna calles, incluso una antigua sinagoga.
Puente al atardecer
En uno de los pilares hay un ascensor como el que es posible subir a lo alto por 5 euros, pero yo no lo hice. Lo que hay arriba se lo conoce por UFO, por su forma de platillo volante, y es un mirador a la vez que un restaurante giratorio. En época comunista no se permitía subir porque los comunistas no querían que la gente divisase a Austria, un país capitalista cuya frontera estaba demasiado cerca.
Siguiendo por la orilla vimos el edificio del Museo de Historia y comenzamos a alejarnos de la orilla otra vez hacia el interior pasando por el Reduta, un edificio ecléctico construido entre 1913 y 1919 y donde suelen tener lugar eventos sociales y conciertos.
Reduta
Museo de historia
En seguida llegamos al Teatro Nacional Eslovaco construido a finales del siglo XIX donde se representan óperas y ballets. Justo en frente tiene una fuente que representa el mito de Zeus y Ganímedes.
Teatro
A esas alturas ya no quedaba mucho para coger el tren de vuelta a Budapest por lo que pegamos un último paseo por las calles del casco antiguo y paramos a tomar algo en una cafetería típica. Nos entretuvimos tanto que casi perdemos el último tren del día. Y así nos despedimos de Bratislava.
Una de las cosas que me quedó por ver y me dio pena fue Slavín que es un momumento comunista de guerra conmemorando la liberación de Bratislava por el Ejército Rojo en abril de 1945. El monumento consiste en una columna sobre una colina desde la cual se pueden tener vistas buenas desde la ciudad. Desde la propia ciudad yo vi la columna, pero estaba algo alejado del centro de la ciudad. No obstante, imagino que no llevaría tanto tiempo andando.
En resumidas cuentas, creo que Bratislava es una ciudad bonita para ver, pero quien vaya con la idea de ver una gran capital quedará algo decepcionado. Por lo que vi cuando iba en tren a Bratislava y cuando fui en bus a Polonia, lo que merece mucho más la pena son los pequeñas ciudades con sus castillos medievales.