Hoy voy a contar como funcionan un poco las bibliotecas en Budapest y sobre la biblioteca que era mi favorita a la hora de ir a estudiar o hacer algún trabajo, el edificio central de la biblioteca metropolitana Ervin Szabó. Ésta consiste en una red grande y pública de bibliotecas por toda la capital húngara. Lleva el nombre de Ervin Szabó, un librero, científico y anarco-sindicalista revolucionario, que se convirtió en el director de la biblioteca en 1911 y que ahora lleva su nombre.
Fachada del palacio Wenckheim |
La biblioteca como tal fue establecida en 1904 y actualmente hay prácticamente una rama de la biblioteca en cada distrito de la ciudad. La biblioteca tiene en total más de tres millones de documentos entre libros, audios, etc. Al principio la biblioteca estaba especializada en sociología, como su director Szabó, porque se comenzó con 33.000 volúmenes de demografía, estadística, administración y sociología de la Oficina de estadística de la ciudad. Fue a partir de 1910 cuando empezó a tomar cuerpo la idea de biblioteca pública.
El antiguo salón de baile |
En 1927, la biblioteca central se trasladó a su ubicación actual, el palacio neo-barroco Wenckheim, frente a la plaza Kálvin en el distrito 8 (justo al lado del museo de historia nacional). Este palacio fue mandado construir por el conde del mismo nombre, un aristócrata reconocido del momento, en 1887. Al morir el conde, antes de convertirse en biblioteca, fue la Asociación de carpinteros y el Museo del proletariado, así como club para fiestas políticas, entre otras cosas.
Al abrir en 1931 como biblioteca, se hicieron algunos cambios; los largos salones se convirtieron en salas de lectura y las habitaciones en oficinas. Entre 1998 y 2001 se volvieron a hacer obras y la biblioteca alcanzó su forma actual por dentro, el de una biblioteca muy moderna. La entrada se encuentra a un lado del edificio donde hay un pequeño hall en el que a veces hay exhibiciones, un guardarropa (en el que te obligan a dejar el abrigo, la bufanda y todo en los días fríos), una cafetería, la mesa de recepción y una zona de estudio.
El pequeño salón de baile y al fondo el tocador |
Es una pena que este lugar pase tan inadvertido, pero es que entrar tampoco es que sea fácil. Al lado de la recepción hay un control de acceso en el que siempre hay una persona vigilando y hay que pasar la tarjeta de la biblioteca por el código de barras. Por dicha tarjeta hay que pagar una tarifa trimestral, que creo que era unos 5 euros más o menos, aunque cuando lo renové no me hicieron volver a pagar y no sé porqué. De primeras tampoco me dejaron sacarme el carné por ser extranjera hasta que mi mentora húngara no se hizo responsable de mí en caso de que me diese por robar un libro o quemar el lugar, quien sabe. Desconozco si hay alguna forma de que los turistas entren a echar un vistazo rápido, sobre todo porque resulta muy molesto estar estudiando mientras que grupos de turistas se paseen todo el rato. Cuando tenía alguna visita "pequeña", pedía prestado el carné a alguna de mis compis de piso. A una de ellas me suena que le sirvió pedir educadamente el entrar y salir rápido y sin molestar, pero claro, todo depende de lo majos que sean los de la entrada, que no lo solían ser.
Esta biblioteca era mi lugar favorito para ir a estudiar y hacer los trabajos tranquilamente, especialmente la cuarta planta que es donde se encuentran estos espacios que muestro en las fotos porque el resto esta remodelado y muestra el aspecto moderno de cualquier biblioteca. La zona que conserva el aspecto original era la mejor para estudiar, sin apenas ruidos. De hecho, era tan tranquilo, que no era raro ver a la gente echarse unas señoras siestas sobre las mesas o sobre los sillones que hay en otras salas en frente a las chimeneas. Yo por mi parte, si no estaba concentrada en mis quehaceres, me quedaba embobada admirando las lámparas, las maderas talladas y los estucos dorados.
Aunque si tenía que hacer un trabajo específico, hay muchas bibliotecas especializadas que no tienen nada que ver con la Ervin Szabó. Por ejemplo, en mi universidad iba a dos distintas que estaban dentro del edificio principal; la biblioteca de historia medieval y la de historia contemporánea. Ambas bastante reducidas en tamaño.
Esto era el salón de fumadores |
Otra de las bibliotecas importantes es la de la Biblioteca Nacional Széchenyi situada en el palacio real de Buda desde 1985, gracias a la donación de su colección privada que hizo el conde Ferenc Széchenyi en 1802. Esta biblioteca se caracteriza por recopilar documentos históricos y arqueológicos de gran importancia sobre Hungría, como la colección Corviniani, la cual perteneció en teoría al rey renacentista. Otra biblioteca es la que esta situada en el propio Parlamento, pero creo que se necesita un permiso especial al entrar, como el que me dio una profesora mía para acceder a la biblioteca de la Universidad Central Europea, una prestigiosa universidad que está acreditada por EEUU y Hungría.
Sala de lectura que antes era el comedor |
En general, en Budapest hay bibliotecas para todos los gustos y colores, bastante especializadas también. Como curiosidad, biblioteca en húngaro es könyvtár.
El antiguo comedor con estudiante en el limbo incluido |
Alto de la escalinata
Por último, me encontré este video que promociona la Ervin Szabó con el edificio central como escenario.
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Pasillo de espejos en el antiguo salón de baile |
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